Hace aproximadamente ocho años, al momento de servirme un vaso de leche de una prestigiosa marca nacional noté algo obscuro, y al sacarlo me dí cuenta que se trataba de una mosca doméstica. Lo que yo hice fue ir a la tienda donde compré la leche, expliqué el problema y me la cambiaron, pero además anoté el número de lote, fecha de elaboración y reporté el suceso a la empresa fabricante. Tal vez usted, lector, pueda pensar “por qué no demandó a la lechera”. Yo sé que no es permisible que en un producto de marca y prestigio aparezca una mosca, ni en ningún otro alimento procesado. Es motivo de repugnancia, de indignación del consumidor e inclusive de que la marca con toda la empresa cierre. Sin embargo, estoy conciente que es algo con lo que hay que luchar diariamente en este tipo de industria y que no es fácil, pues nadie está libre de sufrir un caso similar aún teniendo programas funcionando de ISO, HACCP, AIB, 5 S’s e GMP’s (lo afirmo porque me ocurrió a mí como consumidor).

 

El objetivo de producir alimentos seguros, repito, no es tarea fácil e implica una constante vigilancia y controles de toda la cadena de suministro y de producción donde no sólo están involucradas las plagas sino todo tipo de riesgo de contaminación. Un alimento seguro es aquel que no contiene ningún tipo de contaminante que pueda ser perjudicial para el consumidor cuando éste es ingerido. El problema de la mosca en mi vaso de leche no es sólo la mosca en sí, sino también la inoculación de los gérmenes que también contaminan la leche y pueden proliferar en esta. Así que insectos, bacterias, hongos, plaguicidas, excrementos de animales, productos químicos, pelos y todo tipo de materiales extraños (papel, vidrio, metales, cabellos, madera, etc.) son contaminantes.

 

 

Para los fines del control de plagas y por la gran diversidad de especies existentes de insectos voladores, debe uno pensar “si yo volara, ¿por dónde me metería a la fábrica?”. Lo anterior ayuda a definir puntos donde deben colocarse barreras físicas para evitar la entrada de insectos voladores. Recordemos que en los procesos de fabricación de alimentos las superficies de contacto con éstos deben estar completamente limpias y libres de todo contaminante, por lo que el uso de plaguicidas persistentes o residuales no es permitido. Dentro de los métodos no químicos existe una gran variedad de productos (luces, trampas, mallas, etc.) cuyo fundamento es la prevención.

 

Plagas voladoras... ¿cuáles? es común pensar en moscas, y dentro de las moscas hay infinidad de especies. También hay escarabajos, palomillas, tijerillas, mosquitos, etc., etc., etc. Lo que deseo comunicar es que es importante identificar cuáles son las especies presentes y procurar evitar el contacto con los alimentos desde diferentes frentes. No olvide asesorarse siempre de un verdadero profesional, pues imagínese a un volador de Papantla en mi leche.

Por M.Mkt. Ing. Raúl Campos Ramos

 

 

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