“Algunos científicos han logrado la incorporación de ciertos agentes combativos ambientalmente aceptados a la resistencia de algunos patógenos, que pueden ser problema incluso para la seguridad ambiental.”
Desde hace algún tiempo las instituciones internacionales que están relacionadas con la salud pública, la prevención y control de vectores, están recomendando de manera insistente, el uso de estrategias de control integrado de plagas de vectores en los programas de lucha anti vectorial.
Misma que ha sido asimilada y recogida en gran parte por la industria de control de plagas sobre todo en los países más desarrollados.
Los diversos sectores de la administración pública con competencia en estas cuestiones, han ido llevando de la mano a esta filosofía en la normativa de su aplicación.
No obstante, aun este enfoque o estrategia en la gestión de riesgos vectoriales, va más allá de las técnicas tradicionales.
En las últimas décadas se han aportado infinidad de definiciones, pero en pocas palabras, puede entenderse como una estrategia dirigida a mantener a la población de especies potencialmente nocivas, por debajo del umbral de tolerancia, que integra, combina y da prioridad a toda medida de gestión ambiental, minimizando el uso de biocidas.
El manejo integrado de plagas vectores (IPM/IVM), presenta características de voluntad de planificar y actuar desde la perspectiva multidisciplinaria de la gestión ambiental; reduciendo el uso de plaguicidas en aquellas circunstancias concretas en las que su uso sea imprescindible, no sustituible, por la mejora y gestión del medio.
A consecuencia de ello el Control Integrado surge por: