Manejo Integrado de Plagas para Propietarios de Jardines y Paisajistas profesionales
M. C. Jaime Santillán Santana
“En algunas ocasiones la visitas inesperadas consiguen deteriorar o incomodar a lo que hay a su alrededor. A pesar de que no es posible evitarlo, se pueden prevenir ciertas acciones que bien pueden mejorar el área.”
En la República Mexicana, los insectos son los causantes del daño en el césped generalmente, aunque muchas de ellas pueden no solo dañarlo sino matarlo.
Según la alimentación de los insectos, puede hacer que se torne el césped de color amarillo o marrón y muera. En especial si ya presenta índices de estrés.
Generalmente comienza a afectarse por parches, es decir, en espacios donde las zonas pueden estar muertas. La falta de cuidados y el uso de gramíneas en algún lugar en particular son más propensos a generar que muera mayor cantidad del césped. Esto se refleja más por lo poco salubres que por los insectos en sí.
Los depredadores como los zorrillos, mapaches, tlacuaches y aves, son atraídos por césped infestado de insectos, en especial de gallinas ciegas en otoño. Y quienes ocasionan mayor daño al escarbar el pasto en busca de sus presas.
El uso excesivo o inadecuado de productos químicos tales como fertilizantes, herbicidas, la orina de perro, pueden lograr casi el mismo efecto que los insectos. Por ello, antes de tomar cualquier acción en contra de los insectos del césped, tome en cuenta que realmente eso este provocando el daño y no algún otro factor y que el insecto plaga se encuentre presente en etapas de vida susceptibles a las acciones de control.
Para poder identificar a los insectos que causan daños al césped, se incluyen diversos gusanos, como los que se alimentan de las raíces, brotes y hojas, larvas incluidas las de escarabajos, gallinas ciegas, picudos (gorgojos con larvas blancas), chinches y chicharritas; que pueden producir en el césped la coloración amarillenta de la hoja pero rara vez se encuentran en cantidades que puedan justificar un tratamiento.
El profesor investigador del Centro Universitarios de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Guadalajara y del Centro Regional de Servicios Integrales para la Agricultura Protegida (CRESIAP), menciona que las larvas del gusano blanco y de las moscas típulas en ocasiones logran un daño significativo al alimentarse de las raíces y coronas del césped.
Esto principalmente en las zonas más frías y húmedas de México, como en granjas de césped comerciales, que rara vez habitan en grandes cantidades (las plagas), que puedan provocar afectaciones en otras regiones del país.
Cada especie produce diferentes síntomas de deterioro, por lo que su tratamiento debe llevarse a cabo de diferente forma. Aunque en la mayoría de los casos no es necesario un tratamiento de control, debido a que los insectos de los que se tratan son inocuos o benéficos.
Dentro de los insectos benéficos encontramos a las hormigas depredadoras, algunos escarabajos de tierra como los Rove y escarabajos bicho moro. Así como los descomponedores, los colémbolos y milpiés, que generalmente no dejan un estrago muy acentuado.
Control de insectos en césped
Las buenas prácticas culturales para emplear métodos de control de los daños son los que impiden que prevalezca un deterioro del mismo.
Ya que el cultivo de especies de pastos adecuados en las diferentes regiones climáticas, así como su fertilización, tienen un gran impacto en la salud del césped.
La eliminación de la paja, la selección de altura y frecuencia de poda, así como dar mayor luz al césped gracias a la poda de las ramas de los árboles, son factores vitales en algunos casos.
Los agentes de control biológico naturales como depredadores y parasitoides, pueden limitar la expansión de algunas plagas de insectos.
En la mayoría de los céspedes no se requieren tratamientos con pesticidas, siempre y cuando se sigan al pie de la letra las indicaciones que se mencionen. Es decir, nunca aplicar plaguicidas, a menos que se haya identificado una plaga, que tenga altos niveles de lesiones y se encuentre en una etapa de vida susceptible para el césped.
Si las aplicaciones de plaguicidas son necesarias, estás deben complementarse con un programa de Manejo Integrado de Plagas (MIP), que permita un mínimo impacto a los organismos benéficos y al medio ambiente.
Tratamiento
Las prácticas culturales deben ser lo suficientemente adecuadas para evitar daños, así como una inspección de Drench o de raíz, que indique que se requiere de algún tratamiento.
Para ello deben elegirse productos selectivos, de menor toxicidad, además que sean productos compatibles con el MIP para lograr controlar a las plagas.
Cada producto es eficaz solo en ciertas plagas, por lo que debe programarse y aplicarse de manera constante para lograr un buen control. Los insecticidas de amplio espectro como lo son: la bifentrina, el casbaryl, chlorantraniliprole, imidacloprid, algunos neonicotinoides y piretroides, están disponibles pero solo controlan algunas plagas.
Cabe señalar que diversos materiales presentan riesgos para los organismos benéficos que no son objetivo, así como la calidad del agua. En este caso se recomienda evitar su uso, a menos que los insecticidas compatibles con los MIP no tengan su total manipulación.
Prevención y cuidado
Para prevenir todo daño causado por plagas, debe mantenerse sano el césped. Generalmente un césped sano requiere de muy pocos o casi ninguna aplicación de pesticidas.
Cabe mencionar que si el césped presenta cierto nivel de tensión y se le aplica algún plaguicida, existe una mayor posibilidad de que sufra daños Fitotóxicos por la aplicación que le fue realizada.
Existe un número amplio de céspedes al alcance para la siembra y es recomendable elegir el que se adecue a las necesidades de cada uno.
Algunos pastos son de estación fresca como por ejemplo: el pasto Bentgrass, festuca fina, Kentucky bluegrass, raigrás perenne y Festuca alta. Otros por su parte son de estación cálida como: el Zacate Bermuda, Kikuyo, San Agustín, paspalum costro, pasto zoysia y zacate de búfalo.
Los pastos de estación cálida, tienen la mayor parte de su crecimiento durante el verano y suelen tener un periodo de hibernación cuando se tornan marrones en el invierno. Mientras que los pastos de estación fría, son verdes en casi la mayor parte del año, aunque su crecimiento es mayor durante primavera y otoño.
Tanto las variedades y los tipos de césped varían según el tipo de sombra, tolerancia a la salinidad, las necesidades de agua, resistencia a las enfermedades y necesidades culturales.
Es importante recordar que la prosperidad del césped varía de acuerdo a los cambios de luz, la sombra causada por el crecimiento de los arboles sea en mayor o menor proporción o por la eliminación de los árboles cercanos. De acuerdo con la selección realizada y su variedad, ya que esto permitirá tener un césped resistente bajo niveles mínimos de mantenimiento.
La causa más común del daño sobre el césped es el riego inadecuado. Ya que debido a este, el césped se predispone a enfermedades, retarda el crecimiento de la raíz a profundidad y aumenta la susceptibilidad al estrés.
Los aspersores con un inadecuado mantenimiento, pueden aplicar demasiada agua en ciertos puntos, mientras que en otras áreas, solo se aplica muy poca.
Las manchas cafés con frecuencia se deben a aplicaciones irregulares de agua, por aspersores mal espaciados, cabezas de aspersores hundidos o inclinados, cabezas sin ajuste, que en cuyo caso, no permiten esparcir el agua en la misma cantidad.
Corregir estos problemas puede disminuir el derroche de agua de manera importante. Lo que representa una reducción económica en las facturas por pago de agua y mejora la salud del césped.
De esta manera, cada césped debe regarse a profundidad y de preferencia no más de dos veces por semana.
Para fertilizar un césped denso y grueso que permita al pasto tolerar que algunos insectos se alimenten de él, es vital encontrar el momento oportuno, así como la cantidad adecuada de fertilizante. Este último va a variar dependiendo de factores como la temporada, especies de pastos y las condiciones de crecimiento locales.
La mayoría de los céspedes requieren de 1ª 2 kilos de nitrógeno real sobre un área de 100 metros cuadrados por año durante su etapa de crecimiento activo.
En algunos casos, los pastos son tolerantes a la sequía como el pasto búfalo y Festuca de hoja fina, los cuales, requieren de menor cantidad de nitrógeno.
Para el cuidado del césped, mantenga afiladas las hojas de la podadora y córtelo a una altura apropiada, para que se pueda reducir al mínimo el agotamiento de reservas de alimentos, necesarias para superar los daños por insectos.
Tanto la altura como la frecuencia de corte dependen de las gramíneas, la temporada y uso particular del césped.
En el caso de los pastos de climas templados se sugiere cortarlos de 4 a 7.5 cm; para los de climas cálidos, a una altura de 2 a 2.5 cm. Así mismo no debe quitarse más de 1/3 de la altura del césped en una sola vez.
Referencias
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Brandenburg, R. L., and C. P. Freeman, eds. 2012. Handbook of Turfgrass Pests. 2nd ed. Entomological Society of America and APS Press.
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Flint, M. L., and S. H. Dreistadt. 1998. Natural Enemies Handbook: The Illustrated Guide to Biological Pest Control. Oakland: Univ. Calif. Agric. Nat. Res. Publ. 3386.