“Ofrecer un buen servicio a los clientes, es una gran responsabilidad para cualquier industria. Va desde una buena higiene hasta la prevención de accidentes, la formación de plagas de insectos o cualquier tipo de animal. Que en todo caso este último, precisa un tratamiento inmediato.”
La industria hotelera es un sector importante de la actividad económica de México, de las que supone un impacto de gran relevancia en la salud pública, el bienestar y el desarrollo socioeconómico del país.
Dentro de las expectativas que se tienen a largo plazo con relación a los vectores y animales plaga, este sector empresarial se posiciona en un rango de riesgo particular.
Diversos factores ambientales y socioeconómicos estarían provocando importantes cambios en la biología, el comportamiento y distribución de ellos en especial.
Diferentes ciudades de la República Mexicana reciben con frecuencia un gran número de visitantes relacionados con el turismo y negocios. Muchas de ellas se disponen en aeropuertos con gran volumen de tráfico, además de una extensa red hotelera.
En ese sentido, los daños-molestias asociadas a la importación/propagación de parásitos a través de equipajes o medios de transporte, así como los riesgos y perjuicios asociados a la potencial contaminación de instalaciones; son cuestiones de gran significación que precisan de una adecuada planificación, como de prevención.
Por ello, quedan aún muchas razones para explicar la incidencia de infestaciones que va en aumento por plagas en el sector hotelero, aunque podemos encontrar entre ellas:
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Alto movimiento de personas (viajes) asociadas al trabajo, turismo, cooperación internacional, entre otros.
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La inmigración así como la vivienda en casos socioeconómicos desfavorables.
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Los nuevos mercados internacionales, la globalización en el movimiento y gestión de mercancías, prácticas de compra de mobiliario de segunda mano, el almacenamiento temporal de este en locales compartidos, etcétera.
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Cambios en los procedimientos de trabajo de la industria para el control de plagas. Es decir, sustitución de algunos de los tratamientos generales con insecticidas polivalentes por biocidas selectivos, tanto en tratamientos y formulaciones localizadas que en cuyo caso no pudieran ser eficaces entre un insecto a otro.
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Por razones de normativa y seguridad química, no se usan los insecticidas de fuerte poder residual o acción biocida frente a las plagas.
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Que exista una marcada reducción en la disponibilidad de numerosos insecticidas, ya sea por normativa de seguridad química, políticas de industrias productoras, entre otras. Ya que la pérdida de estos recursos, puede ocasionar que la lucha frente a estos vectores se lleve a cabo de manera condicional. La mayoría de los insecticidas disponibles son para uso en interiores y pertenecen a la misma familia química, en el que algunos presentan una relativa eficacia o propiedades repelentes que podrían ser contraproducentes favoreciendo la dispersión de la plaga.
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Por la resistencia química de los insectos, ya que una cantidad mayor de cepas de insectos no criados en laboratorio ya presentan una resistencia cruzada a varios insecticidas de uso común.
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Debido a una mala implementación del tratamiento, de la que no solo controla el problema, sino que agrega riesgos y otras consecuencias como:
A) Una exposición química en repetidas ocasiones a plaguicidas, que podrían no ser los adecuados. Por lo que agravaría la situación por el uso prolongada, así como de concentraciones que se elevan progresivamente y como consecuencia el fallo en la efectividad del método de control contra la infestación.
B) La dispersión a locales vecinos. Algunos de estos insecticidas poseen un alto efecto irritativo-expulsivo, el cual motivara a algunas plagas a escapar e invadir locales o propiedades vecinas.
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La poca atención en ausencia del problema, se han descuidado las medidas básicas preventivas. En adición, con la poca experiencia, se retrasa la detección oportuna ante el primer indicio y por lo tanto incrementa las dificultades, así como los costes para su posterior erradicación.
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Bajo algunas excepciones muy específicas por motivos sociales, las administraciones no realizan tratamientos a ciudadanos privados. Esto por considerar el elevado costo de las infestaciones consolidadas, en cuyo caso, estas personas no eliminarían el problema y solo se favorecería su diseminación.
En el caso de los hoteles todos los puntos anteriores son válidos, sin embargo, se trata de un sector mayormente afectado en medida que su actividad se condiciona a un riesgo de ser invadido, así como la gran dificultad para erradicarlos y se torne notorio.
Entonces una vez que se haya detectado y evaluado el tipo de infestación, el control del problema no parece tan sencillo, ya que continuamente la reaparición de alguna plaga es recurrente en la industria hotelera.
Para combatir las plagas, no solo basta el control de los mismos, ya que se trata de insectos parásitos hematófagos, cuyo umbral de tolerancia debe ser cero y en particular atención por parte de los hoteles.
Probablemente algunos tratamientos no alcancen a eliminar en su totalidad a todos los insectos, contando además los huevecillos. Que al quedar algunos supervivientes logren nuevamente reproducirse y lleguen restaurar la infestación.
El estigma que genera esta infestación, es un sentimiento que no permite la solicitud de ayuda especializada o a ocultar el problema en sus primeros indicios. Y es justamente en ese momento, donde puede resultar más fácil controlarlo.
Los tratamientos mal empleados en hoteles, especialmente en instalaciones públicas, requieren que este tipo de problemas sea absorbido y gestionado por profesionales. Por lo que no debe permitirse el uso no autorizado de insecticidas.
La complejidad de la técnica de tratamiento podría comprometer la eficacia de los mismos, aun cuando estos sean realizados por profesionales especializados y experimentados. Ya que no existen opciones de tratamiento mediante el cual se garantice por completo los sistemas más eficientes sobre el control de plagas.
El costo económico de los tratamientos dependerá sobre todo cuando se condicionen las actuaciones de manera incompleta o poco profesionales.
Es decir la dificultad que supone la erradicación de infestaciones, contando también con la ejecución rigurosa de un plan de erradicación muy bien planificado requiere de paciencia, así como de tratamientos seriados y un nivel de colaboración elevado por parte del cliente.
Efectos económicos
A pesar de que no existen datos exactos con respecto a las pérdidas económicas que lo precisen, podemos correlacionarla con el bajo nivel de información que existe sobre la misma. En diversos casos no existen registros que permitan mencionar estos daños debido a:
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Ya que en numerosos países no existe alguna obligación legal que los obligue a declarar este tipo de casos.
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Porque una infestación con denotaciones muy desfavorables condicionan su publicidad.
Por ello el costo deberá calcularse no solo en función de los gastos directos generados por el o los tratamientos que podrían elevar la factura final a cantidades exorbitantes de pesos.
Todo ello aunado a la poca garantía de su control. Así como la pérdida temporal de la funcionalidad de alguna(s) parte(s) de la instalación(es) que se encuentren afectadas y que se vayan a tratar, hasta el control efectivo de la infestación.
El coste de preparación de las áreas para el tratamiento son muy importantes, ya que esto implica desmontar mobiliario, instalaciones eléctricas, entre muchos otros.
Adicionalmente el costo económico y emocional como los riesgos laborales de los empleados del hotel, así como el costo asociado a la pérdida de imagen son difícilmente cuantificables, ya que el problema mayor repercute en la pérdida de clientes afectados o potenciales, en el que por desprestigio generan en cadena malas referencias del mismo incluyendo cadenas o grupos de hoteles.
Las denuncias de clientes afectados a las áreas correspondientes de sanidad o defensa de los consumidores, policía municipal, etcétera; son reclamaciones legales que bien podrían resultar poco frecuentes en México.
Aunque se trate de un riesgo considerable para la industria hotelera y probablemente una tendencia de incremento en corto plazo.
Cabe mencionar que uno de los casos conocidos fue el de una cadena de moteles de EUA, la cual fue demandada por $382.000 dólares, por un caso de plagas.