La tela de araña es un prodigio de la naturaleza. Sus cualidades han sido estudiadas desde distintos puntos de vista.
El Centro Nacional Español de Materiales determinó recientemente que, a igual grosor, la telaraña es más resistente que el acero. Hasta tal punto es fuerte que se calcula que un filamento de tela de araña del grosor de un lápiz podría detener a un avión comercial de grandes dimensiones. Pero no solo destaca por su fuerza, las telarañas también son extraordinariamente elásticas y resistentes. De hecho, una telaraña puede estirarse sin romperse hasta alcanzar veinte veces su tamaño.
Características de la telaraña
Además de sus prodigiosas características físicas, las telas de araña esconden un misterio que no se ha resuelto hasta hace poco. ¿Alguna vez te has preguntado por qué las arañas no se pegan en su propia telaraña? Si cualquier insecto o pequeño animal queda atrapado en ella, ¿por qué las arañas no? ¿Qué las hace inmunes a su propia trampa?
Las telarañas cumplen una función muy clara: ejercer de trampa para todos aquellos insectos que constituyen la dieta de la araña. Su estructura en forma de red y sus pegajosos filamentos suponen una temible trampa de la que pocos consiguen escapar. Una vez pegados a ella, el forcejeo solo conduce a enredarse aún más en la telaraña a los desdichados que caen en ella.
Unos científicos del Smithsonian Tropical Research Institute y de la Universidad de Costa Rica elaboraron un estudio para despejar el misterio de por qué las arañas no se pegan en su telaraña.
Por qué las arañas no se pegan en su telaraña
Este estudio reveló que las patas de araña están cubiertas por una serie de pelos y por un revestimiento químico que son los causantes principales de que no se queden pegadas a su propia telaraña. Para llevar a cabo el estudio, los científicos grabaron el proceso de tejido de la telaraña de dos especies tropicales, la Nephila clavipes y la Gasteracantha cancriformis. No solo se percataron de que las arañas mueven sus patas de tal manera que minimizan el contacto, también comprobaron que, tras lavar sus patas con hexano y agua, comprobaron que las patas limpias se pegaban con mayor facilidad a la telaraña. Es decir, al lavar las patas se eliminaba un recubrimiento químico antiadherente que es, en parte, el causante de este misterio. Este compuesto, este aceite, se genera en el cuerpo y la araña lo extiende desde la boca a las patas.
Pero esta ‘capa antiadherente’ no es el único motivo que evita que las arañas se peguen en su telaraña. Algunas arañas que tejen telas circulares lo hacen con dos tipos diferentes de hilos: pegajosos y no pegajosos. Los primeros son radiales y se encuentran en la parte externa de la tela y son los que logran atrapar a las víctimas. Los no pegajosos son los radios de la telaraña, situados en la parte interna, y la araña los utiliza para posarse. De esta manera, pueden recorrer la telaraña sin quedar atrapadas.
Las arañas son unos animales con muchos y sofisticados recursos. Además de emplear dos tipos distintos de filamentos y de cubrir sus patas con una sustancia química antiadherente, como acabamos de ver, rematan el extremo de sus patas con unos ácidos grasos que les permiten pisar los filamentos adherentes de SU tela de araña. Y hemos destacado SU porque estos ácidos son específicos para su propia telaraña, no sirven en ajenas. De esta manera, una araña podría caer atrapada en la tela de una compañera si es un poco patosa. No olvidemos que algunas arañas están especializadas en cazar a otras arañas.
Te invitamos a que la próxima vez que descubras una telaraña te fijes bien en cómo actúa la araña. Puede ser una experiencia más instructiva de lo que imaginas.
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