Granos almacenados

La conservación de cosechas en pequeños productores, no ha evolucionado completamente. Esto facilita el deterioro y la pérdida de calidad en el producto. Por ello es importante conocer, que factores influyen en su descomposición, para planificar y aplicar las medidas correspondientes.”

De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la conservación y protección de granos almacenados forman parte de la necesidad alimenticia, social y económica. Desde los inicios, los seres humanos empezaron a acumular de manera organizada reservas de tipo alimenticio y trataron de buscar mejores medios para asegurar su subsistencia.

El almacenaje se ha convertido en una práctica de elevado contenido técnico actualmente, debido a la acumulación de experiencias a lo largo de miles de años. De acuerdo con la política actual acerca de la implementación de reservas reguladoras, se debe llevar a conservar científicamente los granos y solucionar la multiplicidad de factores físicos, biológicos y químicos; los cuales, se encuentran íntimamente conectados a esta compleja actividad.

Los granos en almacén se han considerado como una masa porosa, que es constituida por los mismos granos y aire entre cada uno de ellos. Constituyen un material biológico vivo, que usa el aire de esos espacios y deja libre el gas carbónico. Por esta razón, tienden a deteriorarse bajo un proceso natural. En condiciones ambientales favorables para la actividad metabólica, la respiración se convierte en el principal agente responsable de su deterioro.

Este, puede evaluarse a través de la pérdida del vigor de las semillas, desarrollo de hongos, perdida de la capacidad de panificación, incremento de la acidez, endurecimiento, etc.

Almacenar, es considerada como la etapa final del proceso de producción, que puede verse afectado por los siguientes factores:

  1. Uso de semillas no seleccionadas.

  2. Condiciones diversas durante la cosecha

  3. Ataque de plagas y enfermedades durante el cultivo.

  4. Permanencia innecesaria del producto en la planta tras la maduración fisiológica.

  5. Daños mecánicos en la cosecha, limpieza, transporte, clasificación y manejo del grano en general.

  6. Secado inadecuado o inoportuno.

  7. Almacenaje inadecuado.

Por ello, es necesario que durante el periodo de almacenaje, la conservación y la protección de los granos se realice de manera segura y eficiente. De manera que pueda ser viable y económicamente factible; para generar métodos de control eficiente tanto de los roedores, insectos y hongos.

Las medidas de sanidad tienen el objetivo de eliminar a los insectos, por lo menos reducir su multiplicación; y los controles preventivos, son el complemento de otros métodos de control. Hacer una administración para un control integrado, preventivo y curativo equivale a hacer inspecciones periódicas tanto del almacén como del producto.

La inspección es el paso más importante dentro de un control preventivo ya que su propósito es encontrar las probables fuentes de infestación y contaminación. Por esto, se realiza una revisión del grano cuando se recibe y de manera regular cuando se mantiene almacenado. Los factores que deben considerarse para su supervisión son: humedad, temperatura, el índice de infestación, hongos, materias extrañas, impurezas y la contaminación por roedores y pájaros.

De esta forma, antes de ocupar una unidad de almacenaje, es vital limpiar cuidadosamente la parte interna y externa de un almacén. También debe desinfectarse el área circundante de la unidad entre cosechas. Y en los alrededores de esta instalación debe observarse si hay acumulación de granos, depósitos de sacos, hierba alta, aberturas por donde pudieran entrar los pájaros o roedores; goteras en los techos, así como filtraciones en las paredes laterales.

Cabe mencionar que deben tomarse ciertas medidas para que el lugar de resguardo se mantenga limpio, no solo paredes y pisos, también todos los equipos que se encuentren ahí. Si hablamos de los periodos entre cosechas, tanto el almacén en general como los equipos, deben estar desinfectados con insecticidas de buena capacidad residual. Ya que esto contribuirá a que el nuevo lote no se infeste durante su resguardo.

Entre otras opciones se encuentra el uso de envolturas resistentes a la penetración de insectos, lo cual dependerá del tipo de material que se use, el espesor y sistema de cierre. Las envolturas más resistentes son las policarbonatadas, el poliéster, hojas de aluminio, películas de polietileno, papel celofán y papel kraft.


 

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