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Psócidos (Liposcelis spp. o Lepinotus spp.)

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Insectos pequeños, sumamente diminutos, presentes en bibliotecas y alacenas, sobre todos en zonas de humedad elevada. Para su reconocimiento es fundamental tomar una muestra y observarlos con elementos ópticos de buen aumento y resolución.

Pertenecientes al orden de los Psocópteros, estos insectos suelen ser una complicación para los profesionales del manejo de plagas. Extremadamente complejo observarlos a simple vista, semejan ser aserrín grueso o migas de galletas, salvo por la movilidad que poseen.

Es común que antes de observarlos con material óptico adecuado se los confunda con ácaros. Son de color marrón claro o amarillento, semitransparentes, de tamaño inferior al milímetro (0,5 a 0,8 mm.), con cabeza grande y antenas setáceas largas. Tórax angosto y sin alas. Abdomen largo y globoso, más grande que el resto del cuerpo.

Se alimentan de algas, líquenes, polen, materia orgánica en descomposición y hongos fundamentalmente. Debido a esto es frecuente encontrarlos atacando cereales, afrechillos o alimentos con alto contenido de humedad.

Los libros, al igual que los empapelados y elementos de arte, suelen ser atacados si han sido pegados con adhesivos fabricados en base a almidón.

Los géneros más frecuentes son Liposcelis (flia. Liposcelidae) y Lepinotus (flia. Trogiidae), siendo este último el más frecuente dentro de las viviendas. No producen daños relevantes, aunque son muy buen indicador de sitios con alta humedad.

Poseen reproducción partenogenética, multiplicación ovípara (paren huevos) y metamorfosis incompleta (huevo-ninfa-adulto). Su ciclo de vida, de huevo a adulto, puede completarse entre 30 y 90 días dependiendo de la temperatura y humedad ambiente. Entre el huevo y el adulto existen cuatro estadios ninfales.

Cada hembra puede colocar entre 60 y 100 huevos, siendo la época de mayor postura el verano. Debe considerarse que las hembras colocan los huevos protegidos entre cúmulos de alimentos, en grietas o debajo de materiales desprendidos de paredes, siendo difícil que los insecticidas los alcancen.

Una vez detectados e identificados, la manera más eficaz de realizar un tratamiento, consiste en la eliminación de los alimentos contaminados y/o reduciendo la humedad ambiente total o localizada por debajo del 50 %.

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