Un estudio reciente descubrió que las alas de estos insectos tienen la capacidad de romper la membrana celular de las bacterias.
La Psaltoda claripennis, comúnmente conocida como cigarra, es un insecto parecido a la langosta cuyas alas están cubiertas por una red hexagonal de nanopilares. Estos pilares, al entrar en contacto con una bacteria, rompen su membrana, ya que generan una gran tensión en la misma.
Elena Ivanova, de la Universidad de Tecnología Swinburne, en Australia, llevó a cabo un experimento para estudiar más a fondo esta peculiar característica de la cigarra. En el estudio, Ivanova irradió a bacterias con microondas para generar células que tuvieran diferentes niveles de rigidez en su membrana. Tras realizar diferentes pruebas, Ivanova y su equipo descubrieron que los nanopilares de las alas de las cigarras sólo pueden penetrar membranas suficientemente delgadas o suaves, sin embargo, la utilidad de tal descubrimiento no debe ser menospreciada.
Anne Marie Kietzig, ingeniera química de la Universidad McGill, en Montreal, sugiere que se debería comenzar a estudiar la posibilidad de elaborar materiales similares a las alas de la cigarra para aplicarlos sobre superficies públicas (como lo serían los barandales del transporte público) y así, reducir la transmisión de enfermedades infecciosas.