Dentro de los diversos grupos de termitas, una de las formas más comunes y sencillas de clasificarlas es, en tres grupos: las termitas subterráneas, las de maderas secas y de maderas húmedas. Esta forma de clasificarlas tiene que ver con el lugar donde van a anidar.
Una de las termitas de madera seca es la “Incisitermes minor”, éstas no son subterráneas, no viven en el suelo, ni requieren contacto con el suelo, ni construyen tubos de lodo. Sus colonias se localizan en la madera de la que se alimentan y son de tamaño pequeño comparadas con las colonias de termita subterránea, por lo general llegando a tener alrededor de 3.000 individuos después de 15 años.
Éstas miden alrededor de 11 a 12,5 mm de largo incluyendo las alas (las cuales miden 8,5 mm o más). La cabeza y el pronoto son de color marrón anaranjado, y el abdomen es marrón oscuro. Las alas son endurecidas y pigmentadas de un color negruzco. Los soldados tienen la cabeza aplanada, ligeramente redondeada de color anaranjada a marrón rojiza, con una mancha blancuzca en el ojo.
También, las mandíbulas tienen dientes; sin embargo, cada una tiene un número distinto de ellos, entre una y otra del par. Las termitas de este tipo se alimentan atravesando el grano de la madera, donde hacen una serie de cámaras o galerías conectadas por túneles, cuyas paredes son aterciopeladamente lisas sin tierra presente. Por lo general, hay presencia de pellets fecales que son duros, y miden menos de 1 mm de largo, son alargados y ovales con los extremos redondeados, y con seis lados cóncavos.
Las señales de infestación incluyen la presencia de: alados, alas, acumulación de pellets, tapones con los que las termitas cubren todas las aberturas en la madera infestada y ampollas o burbujas en la superficie causadas por viejas galerías agrandadas muy cercanas a la superficie de la madera.
Una pareja vuela y busca grietas o agujeros en la cercanía de la madera y roen un pequeño túnel que posteriormente cierran; ahí excavan una cámara o celda en la que después se aparean. La pareja puede permanecer latente por aproximadamente un año o produce hasta 5 huevos, 20 ninfas y 1 soldado. A finales del segundo año, la colonia puede estar compuesta de 6 a 40 ninfas y 1 soldado.
Después de tres años, la colonia puede contener 40 a 165 individuos y 70 a 700 individuos después de cuatro años; estas colonias tienen una proporción de soldados a ninfas de 1:15 a 1:60. Las ninfas pasan por 4 a 7 instares, las reproductivas requieren 7. Los primeros alados dejarán la colonia cuando ésta tiene al menos cuatro años de edad.
El enjambre típicamente ocurre durante el mediodía en días soleados cálidos (26,7º C), alcanzando su punto máximo después de incrementos repentinos de temperatura. Los enjambres típicamente se presentan durante septiembre y octubre y por lo general están formados por decenas, ocasionalmente, cientos de individuos. Los que enjambran durante la noche, son atraídos por las luces.
Como ya mencionamos, la termita de madera seca “enjambradora”, vuela al interior de las estructuras e infesta directamente la madera. Cuando enjambran, por lo general reinfestan la misma estructura. Típicamente primero contagian la madera expuesta, como los marcos de puertas y ventanas, molduras, aleros, áticos, etc. Hacen esto encontrando alguna grieta u otra área protegida, como la junta entre dos piezas de madera, donde hay tejas/papel que sobresale de los barrotes o molduras, etc. y entonces atacan la madera.
Esta termita con frecuencia es introducida a nuevas áreas por la actividad humana, comúnmente al transportar muebles, marcos para cuadros y madera infestada en general. Para controlarlas, se puede hacer una fumigación o hacer tratamientos localizados, o inclusive realizar el reemplazo de las piezas contaminadas. Se pueden usar pastillas fumigantes como “Gastoxin”, cuando la plaga está diseminada en áreas de difícil acceso.
Para lo anterior, es importante tener un completo control del área a tratar; además, se requiere de un sellado hermético, sin éste no se tendrá un tratamiento eficaz. Así mismo, se debe de tener cuidado y retirar o proteger todo tipo de material metálico como latón, cobre, entre otros que pueden ser dañados por los efectos de la fosfina.
Cuando el problema se encuentra aislado y accesible, lo ideal es hacer un tratamiento focalizado con “Terminan 480”, el cual se puede aplicar superficial, o se puede inyectar dentro de las galerías. En el caso de obras de arte de alto valor, se recomienda la asesoría de un experto en el tema, tanto de control como de restauración, pues la pieza puede ser dañada de forma irreparable y permanente.