Roedores e insectos generan pérdidas económicas, constituyen un riesgo sanitario y obstaculizan el comercio de estos productos.
En los años 60´s hubo factores que influyeron en la búsqueda de métodos distintos para el control de plagas, y nace el concepto CIP (Control Integrado de Plagas).
En ese momento pensaron que se podía complementar la aplicación de productos químicos con diferentes métodos profilácticos y de esta manera, obtener mejores resultados. El mal uso de pesticidas había generado resistencia de las plagas, además estaba causando efectos negativos en la economía de las empresas.
Desde los inicios del comercio de alimentos, las plagas son un serio problema económico y sanitario, y crean obstáculos técnicos al comercio de los mismos.
En 1970 se realiza el Simposio de Científicos Agrícolas en Estados Unidos, y se acepta el CIP en conjunto con la publicación del primer documento relacionado a los conceptos y métodos de control de plagas, que incluía los métodos permitidos culturalmente además de económicos y que fueran aceptados por el medio ambiente
En los ambientes de las diferentes industrias se crean hábitats en los que interactúan las diferentes especies biológicas, generando factores de riesgo tanto para los alimentos como para la economía de las empresas, lo que aumenta sus costos de producción, por pérdida de la materia prima o producto final consumido, ocasionando el deterioro que las plagas producen a los mismos. Las principales plagas presentes en la industria de alimentos, desde su producción primaria hasta su comercialización, son los roedores e insectos en su mayoría voladores