El control de plagas hoy en día es muy importante en el mantenimiento de la higiene y la sanidad en cualquier procesador de alimentos. Las empresas fabricantes y los gobiernos se preocupan y ocupan en elaborar programas y regulaciones que de alguna forma minimicen la proliferación de plagas en instalaciones donde se preparan, se producen o se distribuyen alimentos. La principal razón por la que las plagas son inaceptables se atribuye a que algunas de esas plagas son portadoras y transmisoras de los patógenos causantes de enfermedades, mientras que otros patógenos afectan a la calidad y sanidad de los productos terminados.
La simple presencia en los alimentos o áreas de preparación de éstos provoca repugnancia, preocupa a los consumidores y evita que los alimentos sean seguros. Pero es necesario tener en cuenta que no todas las plagas pueden ser transmisoras de enfermedades y que muchas de ellas no representan un peligro real de contaminación. Y por los mismos temas de seguridad de los alimentos, la tendencia en el control de plagas está más enfocada a la limpieza-prevención que al control químico-corrección.
Los mexicas, lo mayas y demás civilizaciones precolombinas comían todo tipo de especies que hoy denominamos plagas. Quizás es momento de empezar a cambiar el paradigma de que lo que hoy representa un riesgo mañana sea nuestra fuente de vida. Se dice que un kilo de avispas equivale en proteína a siete kilos de carne; la carne de ratas o de palomas pueden ser platillos gourmet en los próximos años. Póngase usted a pensar que muchas especies animales desaparecen, se extinguen, mientras que sólo el hombre y sus plagas crecen en población y luchan por la supervivencia en este planeta y cada vez son más resistentes a los plaguicidas. Quizás un buen criadero de cucarachas higiénicamente producidas, con mejoramiento genético para que ofrezcan un alto nivel nutricional para el humano, sea un gran negocio.