Abeja Carpintera

Nombre común: Abeja carpintera

Nombre vulgar: Mangangá, abejorro

Nombre científico: Xilocopa spp

Orden: Himenóptera

Familia: Anthophoridae

Descripción:

Son abejas grandes, atractivas, parecidas a los abejorros, de un color brillante metalizado azul-negro. Una gran superficie de la parte superior del abdomen de las abejas carpinteras no tiene vellos, a diferencia de los abejorros cuyo abdomen está completamente cubierto de vellos y de un color amarillo. Otra diferencia radica en que las abejas carpinteras es que no son insectos sociales.

La abeja carpintera toma su nombre de su hábito de taladrar la madera para hacer galerías donde criar a sus larvas.

A menudo cavan en maderas de edificios, postes telefónicos, barandas, puentes de madera, etc. Una misma madera puede ser colonizada por varios individuos por lo que el daño puede ser importante.

En general prefieren maderas resecas deterioradas por la humedad, en ramas secas de árboles y en las cañas utilizadas como soporte en los cultivos de tomates y otros.

Los adultos llegan a medir entre 12 y 25 milímetros. Las hembras son más brillantes que los machos, vuelan con un fuerte zumbido característico para alimentarse del polen y néctar.

Suelen hacer las galerías, siguiendo la veta de la madera y cavan con sus mandíbulas galerías de unos 12 a 20 centímetros. La galería puede ser nueva o ya existente, algunas especies aprovechan las existentes prolongándolas más.  Si es ocupada por varios individuos puede llegar hasta un metro de profundidad.
Llegan a escavar hasta 25 milímetros en una semana. El hueco de entrada es de unos 13 milímetros de diámetro y cuando el túnel llega a los 20 centímetros, se desvían en 90 grados, siguiendo nuevamente la veta.

La hembra prepara el nido con pan de abeja, que es una papilla hecha con polen y néctar o miel regurgitados, colocando un huevo sobre este pan y cierra la celda con pulpa de madera masticada. Típicamente hay de seis a ocho cámaras construidas por la hembra. Hembras y machos invernan en sus celdas sobreviviendo si el invierno no es muy crudo, y salen en primavera para copular. Ponen alrededor de ocho huevos a lo largo de su vida y el período larval es de 35 a 45 días. Las pupas se desarrollan en unos 15 días, dependiendo de la especie, se desarrollan durante el verano.

 

Importante:

Las abejas carpinteras no comen madera. Ellas excavan los túneles para refugio y cámaras en donde crían. Usualmente, atacan objetos sin pintar como puertas, umbral de ventanas, aleros de techos, tablillas, barandas, postes de teléfono y, a veces, muebles de patio.

Una abeja carpintera comienza su nido perforando un hoyo redondo, casi perfecto, de entrada (13 milímetros aproximadamente) en la madera. Este hoyo es
usualmente contrario a la veta de la madera. Cuando el túnel tiene cerca de 25 milímetros de profundidad, la abeja gira en ángulo recto al hoyo inicial y crea túneles en dirección paralela a las vetas de la madera. Las abejas prefieren atacar la madera que es mayor de dos pulgadas de espesor.

Los trozos de madera masticada son tirados fuera del nido terminando en el piso. Estos trozos de madera -llamados rebaba-, generalmente se colorean
de amarillo por el polen que llevan las abejas en sus patas.

Mientras que el daño a la madera por la acción perforadora de una simple abeja es tenue, las crías de los subsiguientes años expandirán el túnel a través de las actividades ramificadoras y pueden causar, con el transcurso del tiempo un daño estructural considerable sobre todo en techos de madera.

Además, comúnmente defecan causando manchas en la pared o en otro sitio próximo a el orificio que realizaron.

Los machos tienden a ser territoriales y frecuentemente se tornan agresivos ante la cercanía de seres humanos. Suelen volar sobre las cabezas de la gente provocando temor o pánico pero por carecer de aguijón, son inofensivos, salvo en las hembras que si lo tienen pero no lo usan.

 

Control:

Se deben identificar los orificios activos, los cuales se van a tratar individualmente. Para el control de estos insectos, los profesionales suelen usar formulaciones líquidas, en aerosol o en polvo, inclinándose más por estas últimas que se aplican directamente dentro de las aberturas del nido.

Los hoyos deben ser taponados varias semanas después de la aplicación del tratamiento, cuando se esté seguro de que todas las abejas hayan sido eliminadas. No se deben sellar las galerías tratadas durante 24 a 48 horas, para que la hembra tenga suficiente tiempo de exposición a una dosis letal.

 

Directora general de Editorial ELTO.

anaserna2000@yahoo.com.mx

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